Nacida en Chiaravalle en 1870, María Montessori fue la primera doctora italiana. Su espíritu científico la llevó al área de la pedagogía donde renovó la educación de los niños viéndolos como una fuente de capacidades a las que solo había que rodearles de un ambiente preparado para que florecieran a su ritmo.
La Dra. Montessori observó la capacidad de niño de tener una relación personal y estrecha con Dios y lo escribió en su libro “El Niño en la Iglesia”.
María Montessori había mostrado al mundo la transformación del niño en el ambiente preparado en las llamadas “Casa de los Niños” y sus ideas se extendieron, del mismo modo, a España. Fue ahí, en Barcelona, alrededor de 1910, en el Santuario Benedictino de Nuestra Señora de Montserrat donde preparó el primer atrio, “la primera Casa del Niño en la Iglesia”. Se le llamó atrio recordando en las antiguas basílicas donde existía un espacio antes de entrar en el templo en el cual se disponían las personas para entrar a él. En ese lugar se preparaban los catecúmenos para recibir los sacramentos y participar de lleno en la celebración de la Misa. Este primer atrio fue decorado con pinturas, pequeñas figuras, pila bautismal, sillas, todo elaborado por artistas especialmente para los niños.
Años después Sofía Cavaletti y Gianna Gobbi seguirían con la obra que María Montessori había iniciado creando la Catequesis del Buen Pastor con gran detalle y dedicación.
«La normalización que los niños habían logrado en la Casa del Niño parecía cobrar completo sentido al aplicar lo aprendido en la Iglesia. El cuidado del ambiente, el orden, el silencio y la paz durante el trabajo se veía en efecto en el Atrio».